Autor: Dr. Vicente Lopez, traumatólogo especialista en rodilla · Sport-IT
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¿Qué es la luxación de rótula y por qué ocurre?
La luxación de rótula (o patelar) sucede cuando la rótula se desplaza fuera de su surco natural en el fémur (tróclea). En la mayoría de casos el desplazamiento es hacia fuera (lateral) y puede ocurrir por un traumatismo, un giro brusco con el pie fijo o por factores anatómicos que predisponen a que “se salga”. Es diferente de la subluxación, donde la rótula “amaga” con salirse pero vuelve al sitio espontáneamente dejando sensación de inestabilidad.
Los mecanismos clave incluyen: laxitud de los tejidos que estabilizan la rótula (especialmente el ligamento patelofemoral medial – MPFL), una tróclea poco profunda (displasia troclear), una rótula alta, la alineación del aparato extensor (relación rótula–tuberosidad tibial) y el valgo dinámico de rodilla (rodillas que tienden a “irse hacia dentro” al saltar o correr).
Entender el porqué es esencial: no existe un único tratamiento válido para todos. La combinación de exploración clínica y pruebas de imagen nos permite decidir si basta con fisioterapia o si conviene corregir la causa mecánica de fondo para evitar recaídas.
Subluxación vs luxación completa · Luxación lateral vs medial
- Subluxación: salida parcial, retorno espontáneo; sensación de “aprehensión” o miedo al desplome.
- Luxación completa: deformidad evidente con rótula desplazada; puede requerir reducción en urgencias.
- Lateral vs medial: la lateral es, con diferencia, la más habitual.
Síntomas y signos de alarma (cuándo acudir a urgencias)
Los síntomas más frecuentes son dolor súbito en la parte anterior de la rodilla, inflamación, dificultad para apoyar y, en luxación completa, deformidad con la rótula desplazada hacia el lado externo. Tras el episodio es típico el miedo a doblar la rodilla (aprehensión rotuliana).
Debes acudir a urgencias si:
- notas deformidad o imposibilidad de extender la rodilla,
- existe bloqueo articular o chasquido seguido de incapacidad,
- la inflamación es rápida y marcada (posible lesión osteocondral),
- aparece inestabilidad que impide caminar, o
- hay parestesias (hormigueo) tras el episodio.
En urgencias se realiza la reducción si la rótula sigue fuera de sitio, analgesia, inmovilización inicial breve y solicitud de pruebas según hallazgos.
Factores de riesgo y causas biomecánicas
Algunos pacientes tienen una predisposición mayor por su morfología o por patrones de movimiento:
- Displasia troclear (surco femoral poco profundo).
- Rótula alta y aumento del ángulo Q.
- Laxitud ligamentosa general o selectiva del MPFL.
- Alineación: distancia y orientación entre rótula y tuberosidad tibial (TT-TG).
- Alteraciones torsionales femorotibiales.
- Valgo dinámico por déficit de control de cadera (glúteo medio) y pie.
- Deportes con saltos y cambios de dirección (fútbol, baloncesto, esquí).
Identificar estos factores permite plantear fisioterapia dirigida, soporte podológico y, en casos seleccionados, cirugía correctora.
Cómo se diagnostica: exploración y pruebas de imagen
El diagnóstico combina historia clínica, maniobras específicas (test de aprehensión), valoración del rango de movimiento y de la alineación del miembro inferior.
Pruebas habituales:
- Radiografías (AP/Lateral, axial de rótula): descartan fracturas y valoran rótula alta.
- RMN: valora el MPFL, lesiones del cartílago/osteocondrales y edema óseo tras la luxación.
- TAC: útil para medir parámetros de alineación (por ejemplo, TT-TG) y estudiar torsiones femorotibiales.
- En algunos casos, tele-radiografía de miembros inferiores para eje mecánico y valgo/varo.
Con esta información diseñamos un algoritmo de decisión: si el primer episodio no deja daño osteocondral relevante y la anatomía es favorable, suele indicarse tratamiento conservador; si hay lesiones asociadas o predisposición marcada, se valora estabilización quirúrgica.
Tratamiento en el primer episodio: qué esperar paso a paso
- Fase aguda (0–2 semanas)
- Reducción si procede, inmovilización breve (férula o rodillera con rango controlado), crioterapia, elevación y analgesia.
- Descarga parcial según dolor; marcha con muletas si es necesario.
- Fase subaguda (2–6 semanas)
- Fisioterapia: control del dolor/edema, movilidad progresiva, activación del VMO y cadena posterior, propiocepción.
- Trabajo de cadera y core para reducir el valgo dinámico.
- Fase de fortalecimiento (6–12 semanas)
- Fuerza del cuádriceps (sin dolor), ejercicios funcionales (sentadillas parciales, step-downs), equilibrio y patrones de aterrizaje.
- Readaptación deportiva (≥12 semanas, individualizado)
- Carrera progresiva, saltos y cambios de dirección controlados, prevención secundaria.
Se recomienda seguimiento por Traumatología y Fisioterapia para ajustar progresiones y detectar signos de inestabilidad residual.
- Carrera progresiva, saltos y cambios de dirección controlados, prevención secundaria.
Inestabilidad rotuliana recurrente: opciones quirúrgicas (MPFL, TTA y combinadas)
Cuando hay recaídas o una predisposición anatómica importante, la cirugía reduce el riesgo de nuevos episodios y protege el cartílago. Las técnicas más frecuentes son:
¿Cuándo MPFL? ¿Cuándo TTA? riesgos y beneficios
- Reconstrucción del MPFL: indicada cuando el principal problema es la insuficiencia del ligamento medial con alineación aceptable.
- Osteotomía de la tuberosidad tibial (TTA) (medialización ± distalización): se plantea cuando existe malalineación (TT-TG aumentada) y/o rótula alta.
- Procedimientos combinados: si coexisten displasia troclear severa, torsiones patológicas u otros factores, pueden asociarse trocleoplastia u osteotomías femorotibiales en centros especializados.
Riesgos generales: rigidez, dolor anterior, trombosis (profilaxis individualizada), molestias del material; en TTA, consolidación ósea lenta si no se siguen las pautas. Una evaluación completa minimiza complicaciones y ajusta expectativas.
Tabla comparativa (resumen)
Técnica | Indicaciones típicas | Ventajas | Consideraciones |
MPFL | Primariamente insuficiencia ligamentosa | Mantiene anatomía ósea | Requiere buena alineación global |
TTA | Malalineación TT-TG ↑, rótula alta | Corrige vector de tracción | Cirugía ósea, requiere protección de carga |
Combinadas | Factores múltiples | Solución integral | Mayor complejidad y recuperación |
Fisioterapia y readaptación deportiva por fases
- Fase aguda: control del dolor/edema, movilidad dentro de rango seguro, activación isométrica, marcha protegida.
- Fase subaguda: fortalecimiento progresivo del cuádriceps (énfasis en VMO), glúteo medio, isquiotibiales y tríceps sural; propiocepción (superficies inestables) y patrones de movimiento (alineación rodilla-cadera-pie).
- Fase avanzada: trabajo excéntrico, pliometría baja a alta, técnica de aterrizaje (rodilla sobre pie, evitar valgo), cambios de dirección con control del tronco.
- Tras cirugía, el protocolo se individualiza según técnica, control radiológico y dolor, coordinando Traumatología Deportiva y Fisioterapia.
Prevención de recaídas: técnica, calzado y control del valgo dinámico
- Técnica: educación en mecánica de aterrizaje y giros; progresión del volumen de impacto.
- Fuerza: glúteo medio y cuádriceps potentes y simétricos.
- Podología: valorar soportes plantares tipo plantillas 3D cuando el control del valgo y la pronación lo requieren.
- Calzado: zapatillas estables y en buen estado para el deporte específico.
- Planificación: evitar picos de carga repentinos; incluir trabajo neuromuscular preventivo.
Volver al deporte: criterios objetivos y tiempos orientativos
El tiempo es menos importante que los criterios. Orientativamente, muchos pacientes no operados regresan entre las 12–16 semanas si cumplen:
- Fuerza del cuádriceps ≥ 90–95% respecto al lado sano.
- Hop tests (saltos) simétricos y técnicamente correctos.
- Sin aprehensión en maniobras clínicas y durante gestos deportivos.
- Control del valgo en vídeo o evaluación funcional.
Tras cirugía, los plazos dependen de la técnica (frecuente 4–6 meses o más en combinadas) y de cumplir criterios equivalentes.
Preguntas frecuentes de pacientes
¿Es normal que vuelva a pasar?
Sí puede existir riesgo, especialmente si hay predisposición anatómica o falta de rehabilitación. Una valoración completa lo reduce.
¿Siempre hay que operar?
No. El primer episodio sin lesiones graves suele tratarse de forma conservadora. La cirugía se reserva para recaídas o anatomías de alto riesgo.
¿Puedo correr otra vez?
Sí, siguiendo un plan progresivo y cumpliendo criterios objetivos.
¿Las rodilleras ayudan?
Pueden dar soporte temporal; no sustituyen la fuerza y el control neuromuscular.
¿Dónde puedo ampliar información fiable?
Consulta este material educativo de la AAOS (recurso independiente y de referencia internacional).
Conclusión
La luxación de rótula requiere valorar el mecanismo, la anatomía y las exigencias deportivas para decidir el mejor tratamiento. Un primer episodio suele manejarse con fisioterapia estructurada; en inestabilidad recurrente, la estabilización quirúrgica (MPFL, TTA o combinadas) puede ser la mejor opción. La clave está en un plan individualizado y criterios claros para el retorno seguro al deporte.
¿Tienes síntomas de inestabilidad o has sufrido una luxación? Pide cita en Sport-IT y diseñaremos tu plan de recuperación.
El Dr. Vicente López es médico especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, con dedicación especial a la traumatología deportiva y al tratamiento de patologías músculo esqueléticas de la extremidad inferior mediante artroscopia.